EL FANTASMA DE RAYNHAM HALL, INGLATERRA.

03.08.2013 01:23

Raynham Hall, es una mansión rectangular, construida de ladrillo y aderezos de piedra, es considerada como una de los mejores mansiones en el condado de Suffolk.  Fue encargada construir por Sir Roger Townshend, bajo la dirección del célebre Iñigo Jones siguiendo el novedoso estilo italiano, mientras que la decoración interna se debe en gran parte a William Kent, tiempo atrás afamado pintor y decorador de carruajes.  Las obras comenzaron en 1619, durante el reinado de Jaime I y terminado alrededor de 1630 en el reinado de Carlos I.

La noble casa se encontraba en medio de 20 acres de terreno cercado, con amplios jardines que, con el tiempo, fueron evolucionando al dictado de las modas paisajísticas.

El recibidor de mármol, de Raynham Hall, tal y como lo diseñó el interiorista William Kent para Lord Townshend, a finales del siglo XVII y principios del XVIII. En el artesonado del techo, luce en su centro las armas de la familia Townshend.

Lord Charles Townshend, 2º Vizconde Townshend y 4º Baronet Townshend de Raynham (1674-1738), rico terrateniente y distinguido miembro del Gobierno Whig, se enamoró de  Lady Dorothy Walpole (1686-1726) apodada familiarmente “Dolly” y hermana del no menos célebre Primer Ministro Sir Robert Walpole, 1er Conde de Orford y señor de Houghton Hall, en Norfolk (1676-1745).

Tenía pensado casarse con ella pero se vio forzado a contraer matrimonio bajo recomendación paterna con Lady Elizabeth Pelham, hija del Barón Pelham de Laughton, en 1698.

Lord Charles Townshend (1674-1738).

A la muerte de su primera esposa Elisabeht Pelham, Charles Townshend se casa por segunda vez en 1713 con Dorothy Walpole. Charles aportó cinco hijos de su matrimonio anterior que sumados a los siete que le daría “Dolly”, daría la enorme suma de doce hijos.

Lady Dorothy Walpole

Pero la pasión inicial y el buen entendimiento de la pareja dejaron paso a la desconfianza, al recelo y a los celos de Lord Townshend. Enterado por terceras personas del antiguo idilio de su esposa con Lord Philip Wharton y de sus coqueteos de salón, mandó encerrarla en la alta torre del ala Sur de Raynham Hall, separándola de sus hijos y del resto del mundo.

En 1726, se notificó curiosamente la repentina muerte de Lady Dorothy Townshend, como desenlace final de la viruela. Se procedió a su entierro sin más, en medio de la mayor discreción, lo que alentó a ciertos rumores acerca de su misteriosa y repentina muerte. Las desavenencias entre Dorothy y Charles ya conocido popularmente como “Lord Nabo” o “Turnip Townshend” por su obsesión en cultivar nabos en sus tierras y promocionarlos, era notoria entre la aristocracia londinense.

Las sospechas recayeron, naturalmente, sobre Lord Charles Townshend, viudo por segunda vez, padre de doce hijos y ministro en el zenit de su apogeo.

Un corto espacio de tiempo después de que Lady Dorothy Townshend falleciera en extrañas y nada aclaradas circunstancias, su espíritu se manifestó de forma continua ante los ocupantes de Raynham Hall, tanto delante de la que fue su familia como delante de los sirvientes de la casa. La servidumbre fue la primera en reconocerla vagando por las estancias de la mansión, la aparición se manifestaba enfundada en un amplio vestido de brocado pardo, con el semblante lívido, propio de una muerta, y con las cuencas de los ojos vacías. Se cree que, en el momento de su muerte, Dolly llevaba el famoso vestido de brocado pardo.

El 21 de junio de 1738, a sus 64 años, Lord Charles Townshend fallecía en Raynham Hall, unos 12 años después de que desapareciera su segunda mujer con tan solo 40 de edad.

Dada la frecuencia de las apariciones de la “Dama Marrón”, los Townshend abandonaron prontamente Raynham Hall. Después de la muerte del marido de Dolly, la mansión fue desocupada hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Pocos años después, el Príncipe Jorge de Gales -futuro rey Jorge IV-, regente en nombre de su padre demente Jorge III, de paso por el condado de Norfolk, tuvo la extraña idea de alojarse en Raynham Hall. En medio de la noche, fue súbitamente despertado por sollozos y risotadas histéricas descubriendo, con gran estupor, que al pie de su cama estaba mirándole la “Dama Marrón”.

Otro huésped de los Townshend en Raynham Hall, el escritor Frederick Marryat, un personaje totalmente escéptico acerca de los fantasmas se encontró con la “Dama Marrón” cuando regresaba de vuelta a su habitación, Marryat hombre de gran temple, sacó su revólver disparando a bocajarro sobre la aparición. En la pared frente a ellos, encontraron incrustada la bala disparada por Marryat.

Tras el episodio de Marryat, Dolly dejó de aparecer por la casa o, al menos, de materializarse ante testigos presenciales hasta 1849. Sorprendió al Mayor Loftus, yerno del 1er Marqués Townshend (estaba casado con Lady Elizabeth Townshend), y a su amigo Hawkins mientras jugaban una partida de ajedrez. Después de aquella fecha, pasaron 77 años en los cuales Dolly volvió a dejar de molestar a los ocupantes de la mansión.

Fue en noviembre de 1926, cuando el fantasma de Dolly se le apareció al último descendiente vivo de la familia Townshend: su tataranieto Lord Bruce Townshend, que tan solo tenía 10 años.

Diez años después de ese encuentro entre Dolly y su tataranieto, se tomó la famosa fotografía del 19 de septiembre de 1936. El Capitán Hubert C. Provand, director de Arte de la firma comercial londinense Indra Shira Ltd., y su socio de la empresa, Mr. Indra Shira, expertos en fotografíahabían recibido el encargo, de realizar varias fotografías interiores de la vasta mansión para la famosa revista “Country Life”.

Hacia las 16h00, se encontraban ambos terminando la ronda fotográfica de los pisos superiores, fijándose en la emblemática y majestuosa escalera de roble que unía la planta baja a la planta noble. Shira afirmaría posteriormente haber visto una forma etérea bajar por aquella suntuosa escalera de roble, dirigiéndose hacia ellos, por reflejo profesional, Shira apretó el obturador del flash cuando aquel espíritu flotante estaba a mitad de camino de ellos.

Shira enviaría el negativo al insobornable Harry Price, director de la Sociedad de Estudios Psíquicos de Inglaterra, personaje de indudable seriedad y rigor. Se declaró convencido de la autenticidad de la extraña fotografía, tras analizarla detalladamente y a conciencia. Muchos fueron los que identificaron aquella manifestación etérea con Lady Dorothy “Dolly”, Vizcondesa de Townshend, que llevaba doscientos años muerta.

Hasta entonces, el fantasma de Dolly, a decir de testigos, iba vagando por las estancias de Raynham Hall en busca de sus hijos, de los cuales les había privado su marido Charles.

Y es que Dolly no es el único fantasma que habita entre los muros de Raynham Hall. Se han visto a los espectros de dos niños con un cocker spaniel corretear por los pasillos de la mansión. También suele aparecer el famoso Duque de Monmouth, hijo natural del rey Carlos II de Inglaterra, seguido por su fiel perro de lanas, por las estancias del caserón… Y es que Monmouth, tan solo pernoctó durante un tiempo en Raynham Hall, antes de acabar con la cabeza en el tajo por rebeldía y alta traición.