LEYENDA DEL TROVADOR MASIAS

21.07.2013 00:43

La siguiente leyenda trata de los amores de un trovador Macias, famoso entre sus contemporáneos, por morir a manos del marido de su amante.

Cuentan los poetas, y trovadores, que allá en el siglo XV, existía un personaje legendario llamado Enrique de Villena, que estaba casado con María de Albornoz. Los dos pertenecían a la nobleza castellana, y se habían casado por interés, entre ambos no existía demasiado cariño, sino mas bien se profesaban un enorme desprecio. Al servicio de la casa, estaba Macías, eterno enamorado de doña María desde siempre, y siguio a esta tras su boda. Gracias a sus buenas aptitudes, pronto se ganó la confianza de don Enrique.


Macías dedicaba ardientes poemas que hablaban de amor a doña María, y estas correspondía a tales reclamos, y pronto se hicieron frecuentes los furtivos encuentros amorosos.

Don Enrique era ambicioso, y deseaba conseguir el maestrazgo de la Orden de Calatrava, nombramiento que proporcionaba al que ostentaba un gran poder en Castilla, pero existía un inconveniente, solo se podía optar al dicha dignidad, si se estaba soltero o viudo. Ninguna de las dos condiciones se daban en el señor de Villena.

La única solución que tenía don Enrique, era deshacerse de su esposa, cosa que no era fácil, pensó en el divorcio, pero este le causaba muchos problemas, ya que el linaje de los Albornoz era muy poderoso, otra opción era el asesinato. Pero para tal fin, debía de actuar con mucho cuidado, y contar con alguien de su total confianza.

Don Enrique, convencido de la fidelidad de Macías, le comunicó sus intenciones y le encargó el delicado asunto.

Macias, totalmente escandalizado y temiendo por la vida de su amada, se negó en redondo. Pero el señor señor no cejó en su empeño, y contrató a seis sicarios, para que secuestraran a su esposa, a los pocos días aparecieron unas ropas ensangrentadas en el bosque, por lo que se confirmaba el asesinato de doña María, y empezaron a difundirse los rumores de los amoríos de María y Macías, para silenciar su secreto, don Enrique mando apresar al trovador, y encerrarlo en el castillo de Arjonilla, muy cerca de la ciudad de Jaén , propiedad del malvado marido. En dicho lugar estaba encerrada también doña María.

No tardaron los amantes en saber uno de otro, y a pesar de estar en celdas separadas, Macias seguía componiéndole trovas de amor a María, sus vidas eran tan precarias y tan dolorosas, que incluso los carceleros se apenaban de ellos.

Al cabo de algún tiempo, don Enrique se paso por el castillo de Arjonilla, para asegurarse de que los prisiones seguían allí, bien custodiados, y se enfureció al comprobar que a pesar de las penurias se seguían amando profundamente. Tal fue su furia, que el mismo entro en la celda de Macias y lo atravesó de un lanzazo.

Esta muerte llegó a afectar a Villena en su forma de ser, consiguió el maestrazgo, pero lo perdió al poco tiempo por culpa de sus rarezas, se dio al juego y a la bebida y perdió todo lo que poseía. El rey Juan II, viendo en que estado estaba, se compadeció de el y le dio el señorío de Iniesta.

Doña María regresó a sus posesiones en Cuenca, pero según la versión popular, se veía vagar a una mendiga por los muros del castillo, y la chiquillería le lanzaba piedras, otras veces entraba en la iglesia en la que estaba enterrado Macias y se postraba ante la lapida del sepulcro.

Un día apareció incito en la lápida:

“Aquí yace Macías en enamorado”

A la gente no le cabia la menor duda, esa mendiga era doña María, que vagaba arrastrando el dolor de la muerte de su amado, a la espera de poderse reunir definitivamente con el para la eternidad.